Construyendo una ecoaldea moderna: nuestro viaje hacia una vida sostenible
- Cassie Tapia

- 29 jul
- 4 Min. de lectura
De los sueños a la realidad
Mucha gente siente curiosidad por el matrimonio alocado que decidió construir una Ecoaldea Moderna desde cero en el sureste de España. Muchos de ustedes ya conocen parte de nuestra historia, especialmente quienes nos han seguido durante años a través de libros, podcasts y redes sociales. Han visto los altibajos, los fracasos y el aprendizaje.
Pero la verdad es que no empezamos desde abajo. Empezamos desde abajo.
Hace ocho años, vivíamos en un apartamento alquilado vacío en Noruega. Sin muebles. Sin ahorros. Sin plan B. Solo dos personas, locamente enamoradas y demasiado optimistas para nuestro propio bien. Éramos jóvenes, ingenuos y decididos a crear una vida épica juntos.
Dando forma a nuestra visión
Tras incontables conversaciones nocturnas, empezamos a darle forma a esa visión. Queríamos tener una casa que nos diera más de lo que nos quitaba. Un clima cálido. Una conexión auténtica. Comida limpia y de temporada. Tiempo para bajar el ritmo. Tiempo para crecer. Una vida donde los vecinos no fueran desconocidos y donde el trabajo se sintiera significativo, no solo necesario.
Teníamos una cosa clara: esa libertad nunca llegaría con un empleo fijo. Hicimos un plan a diez años y dejamos nuestros trabajos para fundar una empresa juntos. Familiares y amigos pensaron que estábamos locos, pero seguimos adelante. No fue la decisión más inteligente en aquel momento, sobre todo económicamente, pero sentíamos que si íbamos a invertirlo todo en algo, tenía que ser la vida que realmente deseábamos.
Creíamos en nuestro trabajo, teníamos fuego en el estómago y no teníamos ni idea de lo difícil que sería.
Las luchas de empezar
Lo mínimo que podíamos decir era que el dinero no llegaba a raudales. Seguíamos en ese apartamento vacío, buscando sofás gratis por internet, preguntando por toallas viejas e invirtiendo lo poco que teníamos en nuestro primer negocio: ofrecer servicios de marketing a otras empresas.
La mayoría de los clientes rechazaron nuestros servicios. Pero con el tiempo, una influyente empresa familiar local vio algo en nosotros. Creyeron en nosotros incluso antes de que tuviéramos mucho que ofrecer. Ese fue el comienzo. No fue el producto. Fue la conexión humana. Que la gente creyera en nosotros marcó la diferencia. Un par de años después, terminamos casándonos en el jardín de esa familia. ¡Menuda conexión!
Un sueño para el futuro
Nuestro sueño para el futuro siempre fue el mismo: vivir una vida sin carencias. En un clima que nos encantaba. Con mejor comida, mejor tiempo y gente maravillosa.
Ese sueño se inspiró profundamente en nuestra crianza. Crecí en un pequeño pueblo de Noruega donde los vecinos se sentían como una familia más. De niño, podía andar libremente y a menudo cenaba en casa de un vecino sin que nadie se lo pensara dos veces. Los padres de Iancu viven en la campiña rumana, donde cultivan sus propios alimentos, elaboran su propio vino e intercambian lo que les falta con los vecinos que sí tienen. Tomates por patatas. Huevos por ciruelas. Ese estilo de vida de compartir, crecer y relajarse se quedó con nosotros.
El llamado de la vida moderna
Pero el mundo nos decía algo más. Que corriéramos más rápido. Que trabajáramos más. Que nos desconectáramos de lo que realmente importa. Y nosotros también lo sentíamos.
Finalmente llegamos a España y por fin pudimos disfrutar de la vida que siempre habíamos soñado. El ritmo más tranquilo, el sol, la comida, la libertad: era todo por lo que habíamos trabajado.
En ese momento teníamos varios negocios en marcha en todo el mundo, pero faltaba algo.
La importancia de la comunidad
Nos dimos cuenta de que una vida hermosa significa muy poco si no tienes con quién compartirla. Extrañábamos la comunidad. La verdadera comunidad. No solo queríamos vivir bien; queríamos vivir bien juntos. Y queríamos ayudar a otros a hacer lo mismo.
Fue entonces cuando empezamos a hacernos nuevas preguntas. ¿Y si pudiéramos compartir esta vida con otros? ¿Y si construyéramos algo que no fuera solo nuestro?
Esa pregunta lo cambió todo.
Descubriendo las Zonas Azules
Por aquella época, nos sumergimos en las Zonas Azules y nos obsesionamos. ¿Y si pudiéramos construir ese tipo de vida con otros? Una pequeña comunidad donde pudiéramos cultivar alimentos, compartir el trabajo y vivir más cerca de la naturaleza y de los demás.
Publicamos la idea en Internet y 💥explotó💥.
Convertir los sueños en realidad
Un año y medio después de que nuestra idea se viralizara, la Ecoaldea Moderna se está haciendo realidad. Hemos adquirido 640.000 metros cuadrados de terreno y estamos construyendo 500 viviendas sostenibles, con más de 100 miembros ya a bordo, incluso antes de que se construya la primera casa. Ya es una comunidad unida, diversa y con ideas afines.
La gente suele preguntar cómo hemos gestionado la carga de trabajo. Pero la carga de trabajo no es lo difícil. Lo difícil es tener fe en algo que la mayoría cree imposible.
El poder de la creencia
Un día le pregunté a mi esposo: "¿Cómo creíste que era posible construir un pueblo desde cero?". Me respondió: "Todo en el mundo empezó con una persona que tuvo una idea. Luego habló con alguien. Y luego la gente se unió para crear. Y lo más importante: detrás de todo, hay una persona. Se me da bien hablar con esa persona".
Así que esta fue nuestra larga historia resumida, al menos por ahora.
Abrazando tus sueños
Si hay algo que esperamos que aprendas de nuestra historia, es esto: tómate el tiempo para ser honesto con tus sueños. Porque no puedes vivir la vida de tus sueños si ni siquiera sabes cuáles son.
La Ecoaldea Moderna no es solo nuestra manifestación hecha realidad. Es la manifestación de cientos de personas que han anhelado el mismo tipo de vida. Puede que seamos los fundadores y la imagen del proyecto, pero esto nos pertenece a todos.
A nuestro equipo, gracias por creer en nosotros y construir esto junto a nosotros. A los miembros, gracias por atreverse a soñar con nosotros. A nuestros futuros vecinos, estamos deseando vivir esta vida con ustedes. Y a ti, que lees esto, gracias por estar aquí.
El viaje continúa
Este viaje apenas comienza. Nos entusiasma lo que nos espera. Juntos, estamos creando una comunidad que encarna los valores de la sostenibilidad, la conexión y el propósito compartido.
Al construir nuestros hogares, también forjamos relaciones. Cultivamos un estilo de vida que prioriza el bienestar, la naturaleza y la colaboración.
Te invitamos a acompañarnos en este viaje. Si buscas aprender más sobre la vida sostenible o te interesa formar parte de nuestra comunidad, aquí hay un lugar para ti.
Continuará.



Comentarios